Un lugar donde siempre pasa lo mismo, nunca pasa nada, sólo pasa el tiempo. Una y otra vez, como un eterno retorno, cada morador recorre la ciudad con su vida diaria. Esta coralidad configura un paisaje urbano estable y caótico donde todas las pequeñas cosas pasan simultáneamente y no sabemos bien hacia dónde mirar dentro de una puesta en forma que busca la comunión entre el cuerpo digital de la imagen proyectada y el cuerpo analógico de la imagen impresa, dejando al descubierto su sustrato.